Alvaro Martín | 20 de noviembre de 2012 a las 18:20
La verdad es que muchas veces los que nos dedicamos al mundo del vino, hablamos sobre la objetividad de una ficha de cata. Esta sirve para juzgar objetivamente (en teoría) la calidad de un vino.
Son cuatro las fases que en ella se tienen en cuenta:
Se supone, que en cada una de las fases, inviertes el tiempo suficiente para apreciar los aspectos que te harán puntuar entre el excelente y el insuficiente (entre 5 y 1) cada uno de los vinos que catas. Y también se supone que eres muy objetivo, que estás ajeno a lo que hay a tu alrededor, que no te influyen las prisas, las copas, lo bien o mal que te sirvan el vino, si la sala está más fría o mas caliente y por supuesto, que no te influye, el hecho de que normalmente cuentes con poco más de un minuto para catar cada vino. Obviamente, como eres un catador cualificado, ni de broma te influye el hecho de que en una mañana puedas catar 80 vinos, ya que para eso, eres un profesional….
Si alguien cree que estoy en serio, que no se lo crea…obviamente, algún método tiene que haber, y seguramente, como la democracia, debe ser la menos mala de las formas de hacerlo. Ahora bien, si hemos de ser sinceros, en un concurso de vinos en los que algunas veces se consiguen una medalla y otras no, los motivos para ello, pueden ser bastante más que subjetivos.
Insisto en que tiene que haber algún método para hacerlo, y que realmente este no es del todo malo. Pero como siempre digo, una cosa es catar un vino como un profesional y otra muy diferente, disfrutar de un vino. Siempre esgrimo este argumento para animar a que se de una oportunidad a casi todos los vinos, y como siempre digo, a que los vinos se disfruten cuando se toman en lugar de buscarle los defectos….ya que de esos todos tenemos…mejor ensalzar virtudes.
Por los buenos vinos, por la subjetividad y por el disfrute…salud!