Laura Vichera | 3 de febrero de 2013 a las 8:13
En el mortero machacamos las avellanas de manera que las dejemos en trocitos pequeños, no deshechas y las reservamos. Luego, en un cuenco grande, al baño María o en el microondas, templamos ligeramente la miel.
A continuación, a ese mismo bol, incorporamos el huevo y el azúcar y batimos con varillas hasta obtener una mezcla lisa y blanquecina. Incorporar luego la mantequilla en trocitos y continuar trabajando todo junto.
Luego, añadimos la harina y los copos de avena y cuando todo esté bien mezclado, añadir finalmente los trocitos de avellana. Formar un cilindro grueso con la masa, envolvemos en film transparente y dejamos una media hora en el frigorífíco. Vamos precalentando el horno a 180 grados.
Sobre una bandeja colocamos una hoja de papel sulfurizado y encima vamos colocando rodajas de masa de grosor mediano, bien separadas unas de otras. Aplastamos ligeramente con el dorso de una cuchara mojada y vamos horneándolas por tandas, unos doce minutos.
Al sacarlas del horno deben estar todavía blandas, se endurecerán al enfriarse. Las vamos colocando sobre una rejilla a medida que vayan estando hechas y cuando estén completamente frías, las guardamos en una caja hermética.
SUGERENCIA: Podemos hacer algunos cambios en la receta y añadir también unas pepitas de chocolate blanco o negro y cambiar las avellanas por nueces o por coquitos troceados.