Escala necesaria en una Paros íntima
Ulyfox | 15 de enero de 2021 a las 21:24
No sé si lo sabéis, pero Paros es una de nuestras islas favoritas, dentro del inmenso amor que profesamos a las islas griegas. Eso, y lo largo del trayecto entre Santorini y nuestro siguiente destino programado en Siros, nos aconsejó hacer una escala en este lugar, del que ya he hablado muchas veces, he visitado otras muchas más y he aconsejado a numerosos amigos. Así que uno de los buques de la magnífica compañía Blue Star Ferries nos llevó hasta los muelles de la blanca Parikia, por nuestro simple gusto de pasar una noche en la capital.
Y nos encontramos una Parikia desconocida por lo solitaria que estaba en ese atardecer de mediados de septiembre. Nos recordó a nuestra primera vez, hace ¡26 años! Entonces, Paros era una isla casi desconocida para el turismo mundial, excepción hecha de los franceses, que siempre han tenido una predilección inusual por este lugar rico en mármol, y al llegar a mediodía encontramos un pueblo blanquísimo y desértico que por eso nos defraudó. Sólo horas más tarde comprendimos que todos estaban en la playa, al ver cómo la tarde llenaba las calles.
En esta ocasión, ni siquiera la caída del sol animó el ambiente. Callejones solitarios y rincones vacíos, tiendas sin clientes y restaurantes con sitio de sobra. No nos produjo ningún desaliento porque hacía tiempo que no veíamos tan detallada y tranquilamente la belleza de Parikia, que es como una Mikonos en pequeñito, mucho más auténtica y a la vez más elegante. En los últimos años, el turismo masivo había empezado a tocar Paros, lo que equivale a estropearlo, y esta vuelta forzada a lo natural por las restricciones de la pandemia nos complació por volver a recordar viejos y lejanos tiempos. La minúscula ciudad aparecía íntima y casi exclusiva para nosotros.
No nos dio tiempo más que para un paseo todo lo tranquilo que os podéis imaginar y una cena en una trattoria que nos llamó la atención nada más pasar por delante, frente al mar: Bacco Paros. Donatella y Guido, triestina ella y friuliano él, una simpática y habladora pareja de italianos que conocía muy bien Cádiz y Andalucía, estaba al cargo del negocio y pasamos una estupenda velada entre conversaciones y pasta, rematada por el mejor final: una copita de grappa Nonino, la mejor del mundo probablemente.
Una cosa: con Paros nunca habrá para nosotros un final, porque volveremos siempre y mientras podamos.
16 de enero de 2021 a las 5:46 pm | Enlace permanente
Yasas amigos, Paros casi para vosotros que maravilla. A nosotros nos encantó, pero eso sí, a diferencia de vosotros, nos encontramos con mucha gente, cierto es que no era una multitud enorme y que en ocasiones tampoco era ruidosa o molesta en demasía, pero las fotos que mostramos es otro mundo. Como sabes a nosotros nos gusta un poco más Naussa, no es que Parikia nos disguste,ni mucho menos, pero Naussa para nosotros tiene un algo, ese puertecito, recogido, las tabernas al lado del mar casi tocando las barcas de pescadores y ese minúsculo centro histórico.
Como decía, Paros es una joya entre las islas y eso que hay muchas bonitas en el Egeo…. nos alegra que disfrutarais de la belleza de Parikia y que os recordara aquella primera visita, eso siempre es muy agradable. Un abrazo y muchos besos a Penélope, que se ve que lo estaba disfrutando, se lo merece. Cuidaos mucho.
16 de enero de 2021 a las 7:58 pm | Enlace permanente
Querido Avenger, entiendo perfectamente que os guste más Naoussa. También a nosotros. Es un puertecito único, una auténtica postal de Grecia. Imaginaos cómo era hace 26 años. Pero la última vez que lo visitamos, en 2019, estaba imposible. Literalmente, no se podía andar por sus callejuelas ni transitar por el estrecho muelle. Estaba invadida para la puesta de sol y la cena. Lo pasamos genial cenando con unos amigos, pero el espectáculo masivo no nos gustó mucho, y nos recordó a la peor versión de Mikonos. Esta vez sólo nos dio tiempo para una noche en Parikia, aunque, bien pensado, también nos podríamos haber llegado a Naoussa… habrían sido veinte minutos de taxi solamente.
Cuidaos también
16 de enero de 2021 a las 10:54 pm | Enlace permanente
Uly,pues así os habéis desquitado de esa experiencia de invasión turística con esta última visita. Tuvo que ser una auténtica delicia, pues el sitio lo es. Moni me ha recordado lo que nos reímos con la grappa Nonino buscándola en Venecia, hasta que dimos con ella en una preciosa tienda cerca del Ghetto. Fue un buen viaje a Venecia, incluso con acqua alta y todo. El buscar la grappa fue un añadido estupendo. Abrazos.
17 de enero de 2021 a las 10:46 am | Enlace permanente
Te aseguro, Avenger, que esta vez la ‘vendetta’ ha sido absoluta y placentera. Abrazos
17 de enero de 2021 a las 8:16 pm | Enlace permanente
Un lujo poder ver en soledad un lugar tan especial. Casi exclusivo. Esas fotos emanan magia y lirismo. Os felicito.
También, huyo de las hordas de turistas, sin embargo me apena, ver esas tiendas vacías y establecimientos sin clientes… muchos son pequeñas empresas familiares que dependen del turismo.
No por experiencia propia, pero una amiga tuvo que hipotecar y finalmente vender su casa para pagar a sus pocos empleados, porqué su negocio que dependía de los turistas quebró. Un drama para todos.
17 de enero de 2021 a las 8:30 pm | Enlace permanente
Carmen, todas las monedas tienen dos caras, y esa es la mala: la de la ruina que viene cuando el turismo se desmorona. Por eso es tan importante no depender sólo de él…
Paros es de los lugares más mágicos que existen. Preciosas playas y sin demasiada gente hasta hace muy poco…
Hemos ido muchas veces desde aquella primera en 1994, en nuestro segundo viaje a Grecia, y aún recuerdo el gusto que nos dejó el combinado que hicimos con Corfú. Tan diferentes…