Laura Vichera | 2 de febrero de 2014 a las 8:13
Una vez peladas las manzanas, se cortan en dados que pasamos a un plato y rociamos con unas gotas de zumo de limón. Abrir la vainilla por la mitad, a lo largo, raspar las semillas y se mezclan con las manzanas.
En una sartén amplia calentamos la mantequilla a fuego muy suave y cuando esté fundida, incorporar las manzanas, la vainilla, los clavos, la ralladura de piel de limón, los clavos y el azúcar moreno. Mezclar bien y dejar al fuego hasta que vaya caramelizando.
Unos minutos después, mojar con el licor y flambear. Justo antes de apartar, agregar la miel y apartar. Volcamos en un colador, retirar los clavos y la vainilla y recoger el jugo de la fruta.
En un cuenco, mezclar la yema con la cucharada de leche y reservar. Precalentar el horno a 200 grados.
Sobre la mesa de trabajo vamos separando las obleas de pasta. Encima de cada una de ellas colocamos una cucharada de compota y cerramos, humedeciendo ligeramente los bordes para que queden bien pegados.
Después de cerrarlas, presionamos los bordes de las empanadillas con un tenedor y se van colocando sobre una bandeja forrada con papel sulfurizado. Hornear durante veinticinco minutos y fuera del horno, se pintan con el jugo de la compota. Servir templadas y acompañar de una crema inglesa fría o de una bola de helado de vainilla.