El sombrero cordobés del Metrocentro
Luis Sánchez-Moliní | 8 de abril de 2015 a las 18:33
Se detecta en los últimos días una tímida polémica por el disfraz de Tío Pepe que le han enfundado al Metrocentro, con sombrero cordobés colorado incluido, algo que los críticos consideran “poco serio”. A mí, personalmente, me hace hasta gracia y lo incluyo dentro de esas clásicas acciones publicitarias de preferia que tan bien entonan con el ambiente un tanto kitsch y plastiquero que la ciudad adopta en estas semanas. Según el canon que nos proponen los airados internautas habría que retirar también el neón de Tío Pepe del Puesto de los Monos (uno de los indiscutibles iconos pop de la ciudad), algo que no creo que nadie esté dispuesto a permitir.
Aunque Sevilla es una ciudad a la que, al igual que ciertos clubes de fútbol, le gusta presumir de “señorío”, lo cierto es que la Feria, pese a sus enganches, sus galantes caballistas y sus hermosas señoritas vestidas de gitana, es una fiesta que, como todas en las que se bebe alcohol a mansalva, suele degenerar rápidamente hacia lo chabacano. Esta es precisamente, excepto para los estetas, los puritanos y los estirados, la gracia que tiene la cosa. Ya se sabe que allí donde Dionisio tiene su reino el desenfreno suele hacer, tarde o temprano, acto de presencia. Toda bacanal es sagrada en el fondo. Uno de los grandes mitos instalados en nuestro imaginario popular es que los sevillanos saben beber, algo tan falso como el supuesto extra de ardor de nuestras mujeres o la simpatía de sus habitantes.
Cuando empezaba sus lecciones sobre el Barroco, el historiador Carlos Álvarez Santaló instaba a sus alumnos de la vieja Fábrica de Tabacos a acudir a la Feria, la ciudad donde todo es teatralidad, fingimiento e ilusión. El disfraz del Metrocentro nos viene a recordar, al fin y al cabo, que entramos en esos días en los que todos dejamos de ser nosotros mismos para disfrazarnos y actuar como figurantes en el gran escenario del Real de Los Remedios. Algunos huirán despavoridos, pero yo prometo quedarme, al menos mientras el cuerpo aguante.
Foto: Antonio Pizarro.
8 de abril de 2015 a las 8:05 pm | Enlace permanente
Pues yo coincido con usted. A mí no me parece mal. Lo que sí me parece rematadamente mal son las críticas desaforadas de la bancada pepera y de los prebostes, voceros y estomagos agradecidos de la derecha sevillana, cuando tras inaugurar el Metrocentro en época Monteseirín se le “vistió” de publicidad (por cierto, con formas bastante menos agresivas que las que aparecen en la foto).
Antes les dolía en el alma ver a “su Sevilla” así, ahora les parece bonito y gracioso.
8 de abril de 2015 a las 8:35 pm | Enlace permanente
Hay que cambiar el chip señores y ver nuestras tradiciones en otros contextos. Hay un fotógrafo amateur que ha publicado unas fotos con temáticas flamencas fuera de contexto la llama GaStRiTiS Flamenca. Las podéis ver en su instagram http://instagram.com/eugeniolo
A mí personalmente me encantaron.
9 de abril de 2015 a las 6:20 am | Enlace permanente
jajajajaja, está hasta gracioso
hacer polemica de todo…y menos mal que lo han vestido de naranja ..porque si lo ponen de verde se levanta una mitad de sevilla y si lo ponen de rojo la otra mitad.
que lastima de ser humano!!!!!!!!!
9 de abril de 2015 a las 6:49 am | Enlace permanente
Hoterada. Que mal gusto
9 de abril de 2015 a las 12:10 pm | Enlace permanente
Y después queremos que no nos impongan tópicos de sombrero y pandereta.
9 de abril de 2015 a las 12:31 pm | Enlace permanente
Nos falta el pan, porque el circo es constante en esta ciudad nuestra.
9 de abril de 2015 a las 6:35 pm | Enlace permanente
No puedo evitar imaginar bajo el sombrero un ninot del Regidor de la Ciudad con los brazos en la postura del Tío Pepe.
11 de abril de 2015 a las 10:45 am | Enlace permanente
Pues para rematar lo que tan bien escrito está por Luis, recomiendo, igualmente, que leáis la columna de Carlos Colón “Y dale con elsombrerito”